jueves, 23 de junio de 2011

MAL DE AMORES


El amor está sobreapreciado. Es un abradacabra para las cancioncillas pegadizas, las hembras estrechas y los varones ingenuos, tipo festival de eurovisión. Deberíamos de ponernos de acuerdo sobre qué sea el amor antes de entregarnos a esa acracia amatoria propuesta por San Agustín: “ama y haz lo que quieras”.

-Me querrás mucho, vale, pero tú no harás conmigo lo que te dé la gana. O dirás que me querrás, pero “obras son amores y no buenas razones”. O mejor: “no me quieras tanto, pero colabora, ¡tío! (¡tía!)”

Cierta literatura pedagógica se empeña hoy en distinguir el “querer” del “amar”, con el argumento de que el “querer” implicaría deseo de dominio o posesión, mientras que el “amar” sería más desprendido y generoso… Pero, por mucho que nos empeñemos, la conjugación española de “amar” suena bastante cursi; y, por otra parte, es inocente creer que el amor no entrañe algún tipo de dependencia o sometimiento. No puede haber verdadero amor sin virtudes tan olvidadas como la humildad, la piedad o la compasión. Ya lo dijo el poeta (Cernuda): no conozco más libertad que la de estar preso en el corazón del otro (parafraseo). Pero ir de humildes, por una vida repleta de narcisos soberbios, es sumamente arriesgado. Así que la humildad, hoy, tendría que conjugarse con el disimulo gracianesco.

Dejarse querer está chupado, pero querer de verdad es otra cosa. Amar puede ser fácil, pero conseguir ser amado por quien amamos, y en la forma que nos gusta ser amados, es un milagro. Querer a una mascota es una cosa, querer a una persona fea, enferma, tarada o inútil, es otra. Afines pero distintos… El otro siempre tiene algo de infierno, siempre molesta a veces. Su presencia es querida, pero fastidiosa. Su ausencia es dolorosa, pero me deja libre.

Apego, cariño, afecto, admiración, confianza, complicidad, placer, interés, ilusión, imaginación, memoria, deseo, confidencia, confesión, conversación, belleza, compasión, vivencias compartidas… ¿en qué proporción se mezclan en la coctelera del “amor” todas estas acciones y afectos? Muchas veces, como pasa en la amistad, lo que la provoca (la simpatía) se confunde con la cosa misma, donde la cosa misma es una construcción moral, técnica, y por supuesto artística, una construcción cultural que requiere tiempo y habilidad. El amor es la obra de arte que fabricamos con el material de una fuerza tan salvaje como ciega.

La amistad, como el amor, requieren los delicados cuidados de una planta de interior: temperatura, luz, agua y abono, todo en su justa medida. El amor puede ser extenuante, agobiante, perverso. Y su contrario, el odio, puede estar más que justificado, pues existen personas y actitudes odiosas. De hecho, el odio tiene una mala prensa que no se merece. Para empezar, puede ser un pegamento tan eficaz como el amor en las relaciones humanas, aunque más triste…

Hay amores que matan y otros que enferman. Malas querencias inducidas por el oscuro interés de los genes; antes se decía: malas pasiones de la carne. “La carne” sabe lo que le conviene a ella, no a mí. Y a ella lo que le va es reproducirse. Yo amo el tabaco, pero parece que mis bronquios no. El espíritu puede estar tan equivocado como la carne necia. Por eso, las más tontas, fieles a la carne, acaban preñadas antes de tiempo, y, muchas veces, por quien menos lo merece. ¿Les equivocó el instinto? El instinto está preso de atavismos inútiles. O no tan inútiles: los pueblos más ignorantes se reproducen más y mejor que los pueblos cultos. Corolario: el vigor amatorio parece ser inversamente proporcional al grado de refinamiento civilizatorio. Los pueblos jóvenes ven eclipse de los deseos de la carne donde en realidad puede haber solo desprecio. Ser la preferida del canalla podía dar juego en un mundo de leones de diente de sable, pero se vuelve bastante inservible en el universo de las redes sociales, de donde el chuleta-de-a-peseta queda excluido por alcohólico. Cuanto más pesan las entrañas, menos la cabeza, aunque no todas nuestras decisiones merezcan ser racionales. Nada verdaderamente creativo e inteligente procede de la mera razón.

Mas lo interesante es hacer de tripas corazón; y de corazón, espíritu. Cuando el deseo se sublima, su satisfacción gana. Aunque lo nuestro sea padecer eternamente insatisfechos. El amor muestra así su origen patológico, una unión casi imposible, la de Carencia e Ingenio. Nunca se reflexionará lo bastante sobre el hecho de que el amor exija cierta penuria, cierto paso por la escasez. El amor se pervierte o desaparece en medio de la opulencia. Su regocijo siempre acaba mal, en fraude para el individuo. Su fuerza será eterna, pero el individuo no. Ese ‘palpito dell’universo intero, misterioso, altero’ no sólo es la delicia, sino también la cruz del corazón (croce e delicia al cor), según la partitura de La Traviata.

¿Cómo se doma a un gigante?, ¿cómo se cabalga a un tigre?, ¿cómo enseñarle pulcritud a un cerdo? ¿No es la Locura el lazarillo del Amor?

De un modo u otro, el amor, si demasiado fuerte, extravía. Como la libertad, también ella un licor de alta graduación. Por razones pedagógicas, hay que mostrar a qué tipos tan extremos de degeneración mortal nos puede llevar el amor, a qué enfermedades de la carne y del espíritu, antes que ideales rousseaunianos (que tan poco tienen que ver con lo que fue la verdadera vida de Rousseau, por cierto).

He aquí un catálogo, bien resumido, de desvaríos eróticos:

1)    Celopatías. Es natural no sólo querer lo que percibimos o estimamos como bueno, hermoso, atractivo, sino desear apropiárnoslo en exclusiva. Sin embargo, el celoso patológico es otra cosa; su paradigma, Otelo, ese moro de Venecia que mata a su inocente esposa, acusándola de una falsa infidelidad... Otelo no es una antigualla shakespearana u operística. Hoy abundan los nenes que intentan enjaular a sus novias, y algunas se dejan. Y culturas enteras, en que la mujer usa jaula portátil.

2)    Por amor maníaco entendemos el excesivo deseo de agradar de quienes gastan todo su arsenal erótico en provocar, ellos o ellas: un gusto por la atracción desmesurado. Lo peor es que quien tanto gusta de atraer, no consigue retener.

3)    Narcisismo morboso. Cada vez más frecuente en una sociedad dominada por los espejos mediáticos, que le devuelven al espectador un reflejo consolador o desproporcionado de sus prerrogativas. Ya sabemos cuál será el destino de Narciso… convertirse en el reflejo del espejo, ahogarse en el monitor, existir solo en la tele.

4)    El síndrome de Catulo es propio de la criatura que no sabe amar sin odiar, ni odiar sin amar. Los extremos se tocan aquí más de la cuenta, se puede decir que chocan. Es difícil esperar tranquilidad y alegría de una relación así.

5)    Por bovarismo (término procedente del famoso personaje de Flaubert, Madame Bovary) se entiende una exageración irracional de las virtudes del amado o la amada, más allá de toda sublimación razonable. La fantasía suplanta a la memoria.

6)    La que padece el “síndrome de Wendy” ve a su amante como un hijo al que somete a cuidados agobiantes. Si bien es cierto que todas las formas de amor sexual remiten en su génesis al amor de madre, o materno filial, en este caso la madre no asume roles de hija y permuta el origen con la finalidad.

7)    Luego estaría los del amor imposible y obsesivo, convertido en acosadores o vampiresas. Atracción fatal.

8)    Los del “síndrome de Cyrano” no se atreven a declarar su amor y disfrutan a través de un tercero. Acaban de voyeurs o voyeuses.

9)   Síndrome angelical. Llamo así al que padecen quienes tienen una idea tan pura del amor que sienten fobia por el cuerpo a cuerpo.

10)  Quienes padecen amor fóbico persiguen y huyen, huyen y persiguen al amado o amada, porque temen patológicamente el rechazo.

11)  Y por último, y sin pretender ser exhaustivos, estaríamos ante el amor disociado, lo que algunos psicólogos llaman el “síndrome de Agar y Sara”. La primera es la esposa santa y pura, que no merece sexo, y la segunda es la mujer seductora y sensual, que sólo merece sexo.

 Cipris nos oriente y su hijo, el ciego, nos olvide, cuando decide disparar saetas envenenadas.

miércoles, 22 de junio de 2011

Lenguaje o intercambio comercial

Autora Ana Azanza


José Manuel Sánchez Ron escribe en Babelia un interesante artículo sobre el papel de ciencia y tecnología en el desarrollo de nuestra especie.

Destaco las propuestas de Matt Ridley autor del libro "El optimista racional". No fueron las condiciones climatológicas ni una fortuita mutación genética la que cambió nuestro cerebro y nos hizo exitosos como especie. Neandertales y cromañones pueden haber tenido en común un ancestro hace 400.000 años. Y parece que ese ancestro común podría haber tenido un lenguaje bastante sofisticado. Por lo tanto no es la evolución de un lenguaje sofisticado lo que diferencia el hombre moderno de su pariente neandertal, ya que se suele decir que el lenguaje es lo que hace posible unas herramientas más complejas en los cromañón.

¿Por qué, de donde le vino la mayor inteligencia al homo sapiens por contraposición a los demás homínidos? La idea de Matt Ridley es que los nuevos homínidos comenzaron a intercambiar cosas cuando no tenían entre sí relaciones de otro tipo. Inventaron el comercio, el trueque, actividad desconocida en los demás animales. Y   Matt Ridley riza el rizo de la nueva hipótesis, probablemente ese trueque tenga que ver con la cocina.

Intercambiar nuevos platos con las tribus vecinas, clave en la evolución humana

"Más allá de brindar seguridad para vivir en el territorio y de liberar a nuestros ancestros para poder incrementar el tamaño de su cerebro con  dietas altas en energía, cocinar también predispuso a los seres humanos a intercambiar distintos tipos de comida. Es probable que ello los haya llevado al trueque."

Munford,  teórico de la arquitectura, historiador de la tecnología, filósofo, sociólogo y crítico artístico escribió "Técnica y evolución humana" (1967) y "El pentágono del poder" (1970). Para él los humanos no se pueden entender como homo faber, si la habilidad técnica bastase como criterio para fomentar la inteligencia, el hombre fue durante mucho tiempo un rezagado. La fabricación de herramientas no tuvo nada de singular hasta que se vió modificada por símbolos língüísticos, diseños estéticos y conocimientos socialmente transmitidos... Hay valiosas razones para creer que el cerebro del hombre fue desde el principio mucho más importante que sus manos, y que su tamaño no puede haberse derivado exclusivamente de la fabricación de herramientas.  

Según Lewis Munford (1895-1990) lo que puso en el disparadero la evolución cultural, científica y tecnológica a la nueva especie sapiens sapiens fueron dos cosas: el pensamiento simbólico y formas más elaboradas de organización social. 

"La elaboración del lenguaje, culminación de las más elementales formas de expresión de significados, fue incomparablemente más importante para la evolución humana posterior que la elaboración de una montaña de hachas manuales."

Mumford da primacía a la ciencia sobre la técnica, aunque haya casos aislados en que un invento técnico se haya adelantado al área científica correspondiente, como parece ocurrió con la máquina de vapor inventada antes de la termondinámica. 

Pero un error de la humanidad con la técnica fue y es no darse cuenta de que los adelantos técnicos inventados por un grupo de líderes no significa evolución mental de toda la humanidad en su conjunto. La evolución de la mente humana no es simultánea ni paralela a la evolución de la técnica, la humanidad camina trescientos años por detrás de esos inventores y científicos.

Vargas Llosa ilustra más bellamente esa idea de la relación del lenguaje simbólico con el avance de nuestra especie. Está en "El viaje a la ficción":

"Para mí, la idea del despuntar de la civilización se identifica más bien con la ceremonia que tiene lugar en la caverna o en el claro del bosque en donde vemos, acuclillados o sentados en ronda, en torno a una fogata que espanta a los insectos y a los malos espíritus, a los hombres y mujeres de la tribu, atentos, absortos, suspensos, en ese estado que no es exagerado llamar de trance religioso, soñando despiertos, al conjuro de las palabras que escuchan y que salen de la boca de un hombre o de una mujer a quien sería justo, aunque insuficiente, llamar brujo chamán, curandero."









lunes, 20 de junio de 2011

Una lectura etnográfica de los campos de concentración


En el corazón de la zona gris (Paz Moreno Feliú, Trotta, 2010) es un trabajo etnográfico que reconstruye las relaciones humanas cotidianas en el universo concentracionario de Auschwitz, mediante la lectura contextualizada de un amplio conjunto de fuentes documentales, entre las que destacan las memorias de los supervivientes con sus perspectivas plurales.

Mientras que la utopía revolucionaria soviética pretendió instaurar una economía sin mercado y una sociedad sin clases, el proyecto ideológico nacional socialista basaba su utopía en una política eugenésica y de repoblamiento neocolonialista de Europa del Este por alemanes "arios". En tal proyecto se insertaban los campos, con objetivos en conflicto (ej. el valor de la mano de obra de los judíos) y que fueron variando entre 1933 y 1945, al vaivén de los proyectos políticos del III Reich y las necesidades de la economía de guerra.
La entrada en ese escenario utópico de los campos constituía una ruptura total con los vínculos de origen de los prisioneros, marcada formalmente con rituales de paso (desposesión, desocialización, despersonalización y agregación) y con una nueva economía política del espacio -aislamiento y desubicación-, y del tiempo -supresión de relojes y calendarios excepto para las élites. Estas estaban integradas por los prisioneros alemanes, comunes o políticos, que actuaban como kapos por delegación de los mandos de las SS. Esta estructura de gobierno permitió regentar los campos con un número muy reducido de oficiales y personal civil.

En el nuevo marco vital del Lager [campamento], el único vínculo con el mundo exterior era el trabajo, concebido por los prisioneros como la única vía para su supervivencia, lo que de hecho entrañaba colaborar en su propio exterminio (la “zona gris” de Primo Levi.) Por ello puede afirmarse la compleja conexión entre la “solución final” y el trabajo como mercancía ficticia (es decir, según Karl Polanyi, la transformación de las relaciones personales de trabajo en un objeto sometido a las leyes de la oferta y la demanda). La autora descarta que se tratara de una variante esclavista del capitalismo, entendiendo que las relaciones laborales creadas en los campos de trabajo responden al concepto de instituciones económicamente pertinentes (Max Weber).

En esa discontinuidad radical con las relaciones de procedencia resultaba relevante, por un lado, la creación de relaciones sociales entre los prisioneros basadas en la jerarquía, que generaban clientelismos siempre inestables y, a nivel horizontal, la atomización de los grupos étnicos, nacionales y sociales y el fomento de antagonismos entre los mismos que suscitaban desconfianza y hostilidad; y, por otro, un peculiar sistema de circulación de bienes y servicios, al que llamaban “organizar” (organisieren), palabra clave en la LTI (lengua tertii imperii, V. Klemplerer), ejemplo extremo del concepto de reciprocidad negativa descrita por Marshall Sahlins, por la quiebra de la moralidad respecto a los demás sujetos en los actos precisos para la supervivencia de los prisioneros, que conllevaban hasta tener que procurarse una escudilla para comer. Frente a la moral compartida pero ambivalente de la reciprocidad generalizada, esto es, la acción de compartir todos los bienes con los próximos según sus necesidades, la subsistencia de los prisioneros desposeídos vino a depender de los aspectos negativos del don, teorizado por Marcel Mauss (tomar, pedir o guardar, en lugar de recibir, dar y devolver). Esa “organización” vital se extendía en un espectro que iba desde el intercambio más o menos equitativo hasta conductas claramente predatorias, como el hurto o el robo, según una escala de valores morales ad hoc que jerarquizaba el bien o el mal dependiendo de que la víctima fuese un compañero, un fallecido o un enemigo.

En las memorias del músico Simon Laks se relata la existencia en Auschwitz de un comercio ilegal de “escala inimaginable”, por la afluencia continua de bienes valiosos que traían los prisioneros, especialmente desde Hungría, puesto que los alemanes les incitaban a llevarlos consigo para subvenir a sus necesidades, y de los que eran completamente desposeídos en la propia rampa de entrada. Tal comercio se dividía en un sector interior, de artículos de necesidad (alimentos y ropa), y otro exterior de bienes de prestigio (joyas, licores, caviar…), articulado en las redes de relaciones jerárquicas (entre los Prominenten, miembros de las élites, con SS y trabajadores civiles). Igualmente existían lugares de mercado diferentes según las personas intervinientes y los bienes de que se tratara; dos patrones de valor: pan y, fundamentalmente, cigarrillos, que servían igualmente de medio de cambio y pago; precios fluctuantes por la inflación, e incluso grupos nacionales especializados en “organizar” (las griegas.)

Tal situación demuestra, en primer lugar, que las relaciones económicas se recomponen en cualquier contexto con instituciones ya conocidas y otras nuevas. Igualmente, como sostiene Moreno Feliú, la imbricación de la moralidad en el sistema socioeconómico como parte constitutiva del mismo, con diferentes graduaciones según el tipo de relación entre las personas y no tanto por la proximidad familiar o vecinal entre las mismas, que era el criterio de Sahlins, poniendo de relieve la ambigüedad inherente a las relaciones de reciprocidad.

Sin embargo, la segmentación organizativa de los campos no impidió el establecimiento de alianzas de amigos. La resistencia moral interior de los prisioneros se encarnó en la creación de leyendas de muertes heroicas. En una de ellas, la de la Bailarina, una mujer muy bella, de vida libre, objeto de la lascivia de los nazis, defiende su honor matando a un jerarca y suicidándose después. En otra, la de los amantes Mala y Edek, consiguen escapar juntos para contar al mundo las atrocidades de Auschwitz pero son capturados, aunque también reivindican el derecho a morir por su propia mano antes que ser cruelmente sacrificados para público escarmiento.
Tales leyendas, que se repiten con ligeras variantes en las memorias de las víctimas, recuperaban la aspiración a la libertad y dignidad en el imaginario colectivo de los prisioneros, resolviendo las contradicciones entre la colaboración de las víctimas con su propia explotación y la inalienable aspiración a la defensa de la humanidad en cualquier situación, en los términos del análisis de Eric Wolf en Cultura, ¿panacea o problema?
                   &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&
Si os interesan los temas relacionados con el Holocausto, en este enlace tenéis un relato magnífico para ilustrar gráficamente esas decisiones radicales, la economía de la elección a la que se refiere Paz Moreno Feliu http://eternamentekfk.blogspot.com.es/2013/08/eternamente.html
Para saber más sobre el autor, podéis acceder en el enlace http://mujeresparalahistoria.blogspot.com.es/2013/08/kfk-la-literatura-abisal.html

sábado, 18 de junio de 2011

Se podrá resucitar el cuerpo pero no la mente

Autora Ana Azanza

Gracias a este simpático científico chino me he enterado de qué es un conectoma y de las investigaciones que algunos "locos" científicos se han empeñado en llevar a cabo.

Empieza hablando de nuestro DNA que nos identifica, y puede estar en la base de enfermedades y desórdenes mentales. Pero a Sebastian le gusta pensar que "Soy más que mis genes". Y así se lo hace repetir al público.
De hecho su lema es "Soy mi conectoma" . Sólo se ha logrado conocer el conectoma de un gusano que tiene 300 neuronas, el C Elegans, las conexiones entre sus neuronas son su conectoma. Pero cada uno de nosotros tenemos un cerebro infinitamente más complejo que el de ese animal.

Con 100 billones de neuronas las conexiones son diez mil veces más que en el gusano.

¿Estarán nuestros recuerdos almacenados en las conexiones entre las neuronas de nuestro cerebro? lo que me hace ser yo serían esas conexiones de mis neuronas, únicas por otra parte. La información que me hace a mí ser yo.

¿Quizás también la personalidad y el intelecto están encriptadas en esas conexiones?

Hacen falta muchos años de trabajo para encontrar y dibujar el mapa de un solo conectoma. Sólo una neurona es como un árbol frondoso y muy ramificado.En el laboratorio colorean las neuronas para ver sus conexiones. La sinapsis la conexión entre dos neuronas las describe como dos amigos hablando por teléfono.

¿Son diferentes los cerebros de hombres y mujeres? Para responder a esta pregunta pone el ejemplo del cerebro gofre, sería el del hombre, y el cerebro como un plato de espagueti, el de la mujer.

Verdaderamente la complejidad del cerebro humano se puede relacionar con el sentimiento de la insignificancia que tuvo Pascal ante "los espacios infinitos". Quizás la infinidad está dentro de nosotros mismos.

¿Tendrá la humanidad algún día la tecnología adecuada para dibujar el conectoma de un ser humano recogiendo todas las conexiones neuronales del cerebro? Sebastian Seung piensa vivir para verlo.

Nuestra personalidad cambia con la edad. Las neuronas como los árboles tienen nuevas ramas, otras mueren. Las sinapsis son eliminadas, otras se empequeñecen. ¿Por qué cambian las conexiones? hasta cierto punto nuestro ADN tiene mucho que ver, pero no sólo. La actividad neuronal juega un gran papel. Como la corriente de agua hace su trabajo en el lecho del río, las conexiones trabajan nuestro cerebro. Nuestras experiencias pueden cambiar nuestro conectoma. Por eso cada conectoma es único, incluso en gemelos idénticos. Nuestra forma de pensar puede cambiar nuestras conexiones.

La actividad neuronal no para, está en continuo movimiento. El conectoma sería el camino que se va haciendo en nuestro cerebro a fuerza de pisarlo. La actividad de las neuronas puede cambiar ese camino, nuestro conectoma. La actividad de las neuronas es la base física de nuestros sentimientos, pensamientos y percepciones.

El objerivo de estos científicos sería deshacer el lío que tienen las neuronas entre sí y buscar los caminos de nuestra actividad  neuronal, por ejemplo el conectoma del pianista que sabe tocar una sonata de Bethoven.

La muerte sería la destrucción del conectoma.

La crionización puede conservar el cuerpo y que alguna futura evolucionada civilización lo resucite. Pero los recuerdos no se pueden recuperar.

Construir y reconstruir nuestro propio cerebro con la tecnología más evolucionada, todo un sueño de la humanidad al alcance de una tecnología que va a suponer un cambio en nuestra manera de vernos a nosotros mismos como especie.

Es todo lo que da de sí mi inglés, a lo  mejor si lo escucháis encontráis más matices que he pasado por alto en el vídeo que ayudan a maravillarse todavía más ante la complejidad del contenido de nuestros cráneos.

martes, 14 de junio de 2011

Eva Mitocondrial

El tejano Spencer Wells es un antropólogo genetista especializado en dibujar el árbol genealógico de la humanidad. Estudió con el célebre fundador de la genética antropológica: Luigi Luca Cavalli-Sforza.

El Proyecto Genográfico, patrocinado por National Geographic está empeñado en dibujar las grandes rutas de evolución y emigración de nuestra especie, desde la Eva mitocondrial hasta hoy, tomando muestras de sangre y saliva por todas partes y antes de que la globalización acabe por mezclar todos los genes.

¿Quién fue Adán? En la página https://genographic.nationalgeographic.com/genographic/lan/es/atlas.html
se responde a esta pregunta. Adán fue nuestro antepasado común que vivió en África hace 60.000 años. Su cromosoma Y puede considerarse la raíz de nuestro árbol genealógico. Desde luego, no era el único hombre vivo en ese tiempo, y él mismo tuvo muchos antepasados, pero sus descendientes somos los únicos que vivimos en la actualidad. Todos los humanos presentes procedemos de ese ancestro.

¿Quién fue Eva? Nuestra "madre mitocondrial" vivió en las sabanas africanas hace 150.000 o 170.000 años, y es la única humana de aquella época cuyos descendientes siguen vivos hoy día. Mucho más tarde, hace 60.000 o 50.000 años, los descendientes de esos dos seres abandonaron África y se extendieron por toda la tierra.
En la página del Proyecto Genográfico puede usted, si lo desea, hacerse con un kit que le permitirá ver descodificado su ADN para así hallar su "haplogrupo" específico y trazar su árbol genealógico desde Adán y Eva, podrá participar así en el Proyecto Genográfico.
Sus páginas de historia ofrecen una buena síntesis didáctica, bastante realista y ecuánime. Véase por ejemplo lo relativo a la conquista "mora" de la península o la conquista española de América...
Este proyecto desvanece completamente el viejo concepto de raza y abole por tanto cualquier ideología racista, pues todas ellas carecen de fundamento científico, porque tras recolectar decenas de miles de muestras de sangre por todo el planeta y centenares de miles de muestras de saliva, lo evidente es que todos formamos "una gran familia", ya que somos más similares desde el punto de vista molecular de lo que imaginábamos, a pesar de nuestras diferencias culturales. Los datos genéticos confirman que todos los que vivimos descendemos como mucho de diez africanos. "Hace 50.000, aquel puñado de Homo sapiens escapó de la sequía causada por una glaciación y sobrevivió contra todo pronóstico"... 



En una entrevista con Spencer Wells, este confirma lo que ya intuiamos: que los vascos no son genéticamente distintos del resto de los españoles, sólo que tal vez fueron menos romanizados, pues el latin no se impuso del todo a su lengua perromana... ¡Los vascos son idénticos genéticamente al resto de los iberos, a pesar de los deseos o creencias de Arzalluz! La diferencia es cultural, no racial; discrecional, no necesaria. Y Sabino Arana se equivocaba fundamentalmente. No existen "las razas" y los prejuicios racistas son fundamentalmente erróneos: http://profesordeeso.blogspot.com/2007/07/entrevista-con-spencer-wells-genetista.html

lunes, 13 de junio de 2011

Estamos locos

La OMS calcula en el mundo más de 450 millones de personas que sufren transtornos mentales. El alma humana está hecha de un tejido muy delicado.

Los enemigos del alma siguen siendo, por supuesto, "el mundo, el demonio y la carne". Entendamos por "carne" el desarreglo de las pasiones o el desequilibrio de las emociones -y no el sexo, como interpretaron los puritanos-, e interpretemos por "demonio" el diablo de la discordia, de la envidia, de los celos, del deseo de dominio, que se introduce en el mismísimo corazón de los hogares, donde la armonía debería ser más fácil a causa de los lazos afectivos y la comunidad de intereses. Por último, interpretemos por "mundo" ese infierno de atascos y prisas, de competencia salvaje y solidaridad hipócrita, de consumos inútiles y espectáculos ruidosos, tecnotontería, cables y autovías, a que nos ha llevado el denominado "progreso".

Los enemigos de la mente también "progresan" y se multiplican, y son diez, según un reciente Dossier de Muy Interesante (junio 2011, nº 361, pgs 56-57): la depresión, la ansiedad, el alcoholismo, los desórdenes alimentarios, el transtorno obsesivo compulsivo (TOC), las alteraciones de personalidad, el déficit de atención, el síndrome bipolar, la esquizofrenia y la demencia senil (particularmente la que provoca el alzhéimer).

Somos efecto de predisposiciones genéticas e impactos del medio ambiente, ¡pero también somos el efecto de nuestras decisiones! ¿O no puede el espíritu humano luchar contra la locura? Vivir en medio de la vorágine de una gran ciudad o en un pueblo tranquilo puede ser resultado de una decisión personal. Arreglarse con poco o ambicionarlo todo puede ser el efecto activo de una filosofía de vida adoptada voluntariamente. Por supuesto, no podemos conseguirlo todo. Vivir en una gran ciudad tiene muchas ventajas, aunque está demostrado que el porcentaje de urbanitas que sufren enfermedades mentales es superior al porcentaje de aldeanos.

Y vamos a peor, los transtornos mentales suponen hoy un 12,5% de las enfermedades del planeta, pero en la próxima década alcanzarán el 14%. Un 7% de los europeos toma psicofármacos y un 3% recibe psicoterapia. En España hay 400.000 esquizofrénicos, 800.000 bipolares y se estima que entre el 3 y el 7% de los niños sufre hiperactividad y déficit de atención (TDAH).

Una de las causas más conocidas de la enfermedad mental es el maltrato o el abuso sexual durante la infancia. Aunque tengamos cierta prediposición innata a la enfermedad mental, es obvio que el entorno, desde el vientre materno, es capaz de enfermarnos o mantenernos sanos. Los malos tratos son particularmente nefastos durante la fase crítica del desarrollo del cerebro, porque provocan un aumento de los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Cuando la situación es prolongada, el exceso de esta hormona causa lesiones en el hipocampo y la amígdala, zonas encefálicas asociadas al control (o descontrol) de los impulsos.

Las costumbres, particularmente las malas costumbres..., ¿qué papel tienen en el desarrollo de enfermedades mentales?, ¿cómo se relaciona la moral y la locura? Es sabido que la ingesta recreativa de drogas, y su mezcla, está causando estragos en la salud mental de nuestros jóvenes. La subcultura de la litrona no sólo causará estragos en los hígados, sino también en los cerebros. El círculo vicioso se cierra porque a los primeros síntomas de transtornos de comportamiento, la sociedad reaccionará proporcionando nuevas drogas... Hasta que todos necesitemos una pastilla para ponernos a funcionar -como en la canción de Martirio-, como en la triste distopía de Huxley.

"Las enfermedades no son prueba de la maldad, la incompetencia, la perversidad o la patología individual, sino de reacciones humanas a la desintegración cultural" Lawrence K. Frank, La sociedad como paciente, 1948.


Es verdad, la ternura protege del estrés, pero la prisa mata la ternura. La seguridad que da el sentido de pertenencia a una comunidad, cuyos símbolos y ritos resultan reconocibles, también protege del desquiciamiento, pero el individualismo posesivo y el nihilismo destruyen por doquier los viejos rituales. La autoridad de los padres puede ofrecer un catálogo de normas claras y de merecidas sanciones al niño bien criado, pero por doquier los hijos son abandonados delante de payasos halagadores y predicadores de la anomia o el libertinaje. Si se pregunta en nuestros centros educativos a nuestros adolescentes qué prefieren, más libertad o más seguridad, nos encontraremos con sorpresas. La mayoría añoran normas claras, que se cumplan, y graves sanciones para quiénes las transgreden.

José Giner, catedrático de psiquiatría de la universidad de Sevilla ha señalado cómo el aumento de transtornos de control de impulsos en nuestros jóvenes se debe "al sistema educativo y cultural tan permisivo que tenemos, en el que se le recuerda al adolescente cuáles son sus derechos, pero no cuáles son sus deberes" ("¿Un mundo de locos?", Laura González de Rivera, Muy Interesante, nº 361, pg. 53).

El mundo que hemos creado no parece hacerlos más felices. En 1990, la depresión afectaba ya a un 9% de los niños españoles de 9 a 10 años. Y para la OMS uno de cada cuatro suicidas tiene menos de 25.

El abuso de los monitores, amparado por las autoridades políticas y sumos sacerdotes "educativos" de las TICs, la obsesión por ese mundo bidimensional de los bideojuegos, la inmersión sin anticuerpos en esa virtualidad violenta, banal, inodora e insípida, donde uno puede ver pornografía gratis a cualquier hora, aprender a construir bombas lapa, exhibir las hostias que le da a la compañera y twentear con un perfecto desconocido..., ¿qué responsabilidad tiene ese sucedáneo de auténticas relaciones en el desamueblamiento de las seseras juveniles y en sus dificultades de concentración, atención y cuidado?

domingo, 12 de junio de 2011

Las tres psicologías

Autora Ana Azanza


Continuo con el Tractatus psychologico-philosophicus de Sloterdijk que dejé a medias.

Peter Sloterdijk
El hombre es un animal abierto. Posee todos los rasgos de un ser vivo sin terminar al que la idiosincrasia y la educación dan solo un bosquejo a grandes rasgos de la forma en que debe desarrollarse. Él debe ir hacia una culminación desconocida e incierta. Quien desee trazar una psicología para este ser ha de saber que no podrá hacerlo sin continuar la tarea de la evolución humana, aquí enlazo con el anterior artículo de Biedma sobre la evolución. Porque es imposible hablar de la psique del hombre sin hablar de su desarrollo, independientemente de si éste toma la forma del crecimiento o la del perfeccionamiento.

Distingue el filósofo alemán tres psicologías. 
La primera es la del animal, el ser-alma puro, es decir, un alma que no está marcada por la división y su única relación con el mundo es la adaptación y la armonía vigilante con el alma. El niño humano tiene un atisbo de esta psicología. Por lo demás, el reino animal está presente en nosotros sólo en modo de privación, como una  pérdida, como un absoluto y doloroso Nunca Más.

Estamos condenados a estar más cerca de Dios que de la divinidad. Los antepasados del hombre daban prueba de sagacidad al adorar a ciertos animales como dioses, para no perder la proximidad con el animal. Pero el comportamiento del hombre con el animal no permite formar una opinión muy halagüeña acerca de los hombres. Los hombres se conducen con el animal como el sobrino de Rameau lo hacía con el mundo civilizado. Del mismo modo que Rameau pisotea a los grandes con los que está irremisiblemente emparentado sin poder ser igual a ellos, así los hombres en general maltratan al animal divino que está inseparablemente unido a su destino pero cuya perfección original se ha hecho inalcanzable para ellos.

La segunda que tratamos como si fuera la única y verdadera trata del dilema del alma humana. Pero psicología humana en statu quo no puede haberla, psicología propiamente dicha sólo puede haberla del animal o de un dios. Para el hombre la psicología llega a destiempo, tarde porque no posee la simplicidad del animal, o pronto porque el hombre no es completo.
Por ello no puede habar psicología del individuo sino a lo sumo psicopatología, psicomecánica, psicodinámica, psicofísica. Por ello la segunda psicología sólo podrá ser una ciencia de las disculpas objetivas: por qué el hombre no es como podría ser. 

Así que la psicología humana forzosamente tiene una relación con su objeto sesgada, contrita o acusadora. La  segunda psicología se mantiene en una zona de penumbra moral. Siempre corre el peligro de convertirse en un factor en el engranaje de la mecánica psicopática. Si sucumbe a este peligro -imposible no sucumbir, dice Sloterdijk-, no adelanta ni un paso en los problemas que tiene planteados. Si no sirve para el perfeccionamiento del hombre la psicología no será más que una continuación de la psicopatía humana por otros medios.

Espero que no haya psicólogos leyendo estos propósitos, recuerdo que el libro de donde se han sacado estas ideas es una novela, no  un tratado. De hecho puede que lo que Sloterdijk está exponiendo aquí sea sólo el pensamiento del protagonista de la novela, el joven médico Van Leyden interesado por novedosos métodos de curación psicológica.

Sólo la tercera psicología (en el caso de que un día existiera) sería la verdadera ciencia del ser humano (en el caso de que un día existiera). Sería la psicología de la vida completa, una contemplación de la psique que ha superado la división provocada por la civilización. La tercera psicología encierra la utopía de la libertad real. Que no se alcanzará hasta que cada uno haya comprendido que se debe a sí mismo una libertad real. En esa etapa se habrá disipado la ilusión del Yo central que se ha introducido como un nudo en la relación de la vida consciente consigo misma.
El alma ya no sería la relación privada individual con un exterior sino el Acto de Ser que brotaría a través de mi cuerpo vacío. El pleno existir en sí misma del alma, exento de autorreflexión, el puro derramarse de una fuerza vigilante. Sólo entonces el alma se reconciliaría con su naturaleza meteórica, doliente e incandescente. Pero a esta reconciliación debe anteponerse el sometimiento del Yo doliente y pasivo a todo el peso de la propia vitalidad.

Sólo con la supresión del "yo pienso que soy así" con todos los imperativos de superación y oposición que conlleva, podría ese ser dividido convertirse en un ser completo de orden superior. Cuando se diluye en el Yo su vida rebasa los límites de la superación y la oposición para convertirse en una armonía infinita. 

El hombre sería impulsado a una existencia más alta y más consciente. Y desde esta tercera psicología "divina" se ve mejor el problema fundamental de la segunda psicología. El Yo está siempre en guerra consigo mismo. O bien es un rebelde condenado a la eterna revolución, o bien un tirano condenado a maltratarse a sí mismo. En cada caso, el sujeto es el reverso activo de su predisposición pasiva; un sojuzgador sojuzgado, un aislador aislado, un golpeador golpeado, un enloquecedor loco, un explotador explotado. Por consiguiente el sujeto, por su esencia más íntima, siempre será un eslabón de la cadena de las agresiones y las defensas. Donde quiera que se manifieste tiene que hacerlo para proseguir irremediablemente con la proliferación del dolor.

Por lo tanto la psicología es esencialmente psicología social, es decir, psicología del engaño y del abuso mutuos. Y he de reconocer que mi primer contacto real con la psicología social fue por mi interés en indagar el porqué de ciertos abusos de tipo laboral y vital que yo misma sufrí. Así que en este punto me parece que entiendo bastante bien lo que quiere decir Sloterdijk. La tercera psicología empieza allí donde termina el salón de los espejos de la psicología social, con su mecánica y su pedagogía. En la segunda psicología, con los espejos por medio, cada cual es otro y nadie es uno mismo. 

Pero en la tercera psicología no hay reflejos ni reacciones, sino pura espontaneidad. No hay pasiones, sino entusiasmo. No hay locura, sino comicidad. No hay problemas ni soluciones, sino el matrimonio de la transparencia con el secreto. Cuando los hombres empiezan a ser hombres totales renuncian a determinarse mediante sus relaciones. No más relaciones ni más disculpas. Sólo saludos lejanos en las encrucijadas del infinito, saludos de meteoro a meteoro. Un intercambio de destellos de incandescencia a incandescencia y un cauto caminar con los pasos inaudibles del amor.

Saludos de incandescencia a incandescencia.
Choque de galaxias

viernes, 10 de junio de 2011

Antiguos mestizajes


Todos somos mestizos, biológica y culturalmente. No es casual que el tabú más ancestral sea el del incesto. El verdadero pecado biológico es la endogamia. El mestizaje es progresista, refresca la sangre. Del intercambio entre griegos, fenicios, egipcios, frigios, etc. nació la democracia, la ciencia y el teatro. Del crisol de las culturas nace la flor de la civilización.

Durante años, los antropólogos han pensado que neandertales y cromañones eran especies distintas de homínidos. Si se cruzaron en Asia menor y Europa, hace más de 30.000 años, no fue ni amistosa, ni amorosamente. Y hasta puede que los humanos modernos fuesen un factor importante en la desaparición de los neandertales... Estas ideas eran muy comunes hace unos años.

Hasta se ha especulado con la posibilidad de que las mujeres neardentales sintieran más interés sexual por los hombres "gráciles" que venían de África: más esbeltos e inteligentes que sus congéneres; los homo sapiens, con cara de niños toda su vida, debían enternecer o volver locas a las hembras neandertales.

El niño de Lapedo (Lagar Velho, Portugal), descubierto en 1998, parecía compartir cuando murió con cuatro años características de ambas especies, parecía un mestizo de neandertal y hombre moderno. Joâo Zilhâo y otros pensaron que habían descubierto los restos de un híbrido.

¿Serían fértiles estos híbridos? Pues parece que algunos sí lo tuvieron que ser, ya que ciertos análisis genéticos indican que hubo hibridación entre los neandertales y los humanos modernos.

Según Kate Wong (Investigación y Ciencia, Septiembre 2010, pg. 9s.), el cuatro por ciento del ADN de los humanos actuales no africanos procede de los neandertales. Es un consuelo saber que esta especie inteligente, que sin duda hablaba, cuidaba a sus enfermos, usaba adornos y compartía creencias sobre el más allá, no pereció hace 28.000 años sin dejar ni huella. Parte de sus memorias genéticas, vivientes, las llevamos dentro.

Esa es al menos la conclusión a la que han llegado un equipo liderado por Svante Pääbo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Leipzig), tras elaborar el primer borrador del genoma del Hombre de Neandertal.

Hasta hace poco, la mayoría de los estudios genéticos situaban el origen del hombre moderno en África. Durante su expansión a otros continentes, la nueva especie sustituyó a otros humanos “arcaicos”, como el neandertal, pero sin mezclarse genéticamente con ellos. Es lo que se conoce como "el modelo de reemplazamiento". Pero parece que no fue precisamente así. Las poblaciones no africanas exhiben variantes en doce regiones del genoma inexistentes en los africanos. Y de las doce variantes halladas, diez se corresponden con la reconstrucción de la genética de los neandertales, aunque no parecen codificar ningún rasgo relevante desde un punto de vista funcional.

Tal vez la hibridación se produjo en el Próximo Oriente hace entre 50.000 y 80.000 años, antes de que el Homo Sapiens poblase el Viejo Mundo. Puede que incluso el hombre moderno también se hibridara con el Homo erectus de Asia oriental. Se trata de la hipótesis del "modelo multirregional" del origen del Homo sapiens.

¿Como es posible que especies diferentes tengan híbridos fértiles? Laurent Excoffier, quien sostiene que no hubo hibridación en Europa, lo explica: “en todos los fenómenos de especiación existe un período en el que dos especies divergentes todavía pueden reproducirse entre sí".

De todos modos, parece difícil que homo neandertalensis y homo sapiens se cruzaran hace tan poco (80.000 años), si se separaron hace casi un millón de años... En cualquier caso, estamos muy lejos de aquella concepción que reducía al neandertal a un hombre-mono, a un humano deforme, arcaico o retrasado. Parece fuera de duda que los neandertales que habitaron Europa durante 200.000 años hasta que desaparecieron hace 28.000 misteriosamente, no eran bestias feroces, sino criaturas con sensibilidad y sentido estético.

Joâo Zilhâo y otros científicos han defendido que los neandertales ya se comportaban como “humanos” antes de que llegaran los homo sapiens. Conchas con restos de pigmentos de dos yacimientos arqueológicos españoles así lo demuestran, pues las conchas son de hace 50.000 años, diez mil años antes de que llegase el humano moderno a Europa. Se trata de los yacimientos de la Cueva de los Aviones y Cueva Antón, en Murcia.

Así que, aunque los neandertales fueran físicamente distintos, eran cognitivamente tan avanzados como los humanos modernos. Puede que el comportamiento propiamente humano emergiera en múltiples líneas evolutivas separadas, o puede que el pensamiento simbólico ya se diera en el antepasado común de sapiens y neandertal, hace un millón de años.

Según J. Zilhâo –entrevistado por Kate Wong para Investigación y Ciencia, agosto 2010, pg. 52ss-, la emergencia del comportamiento simbólico se produjo por una lenta y quizá intermitente acumulación de conocimientos que, paralelamente al incremento de la densidad de población, dio lugar a la aparición de sistemas de codificación social.

Los adornos… ¿respondían a una necesidad de expresión estética o a una necesidad de identificación social en una población cada vez más numerosa?

Puede que a las dos cosas. El caso es que la culinaria y la cosmética nos hacen tan humanos como la dietética o la gimnástica.

martes, 7 de junio de 2011

Resiliencia



Si Séneca hubiera filosofado hoy, sería un apóstol de la resiliencia. El “palabro” viene de las voces latinas 're', hacia atrás, y 'salire', saltar, y es de esos términos-saltamontes que gustan de una dieta variada y transitan de una planta a otra, de una  disciplina (la biología) a otra (la psicología), como “memes” que amplían así su ámbito trófico para replicarse y sobrevivir.
 

“¿Qué es lo fundamental? Poder soportar la adversidad con alegre ánimo; aceptar todo lo que suceda como si quisieras que te acaeciese. Pues debieras haberlo querido si supieras que todo se hace por decreto de dios: llorar, quejarse o gimotear es una inconsecuencia inútil” (Séneca. Cuestiones naturales III, prefacio 10-17, trad. JB)


“Poca cosa es la vida del hombre, pero es mucho saber despreciarla. El que desprecia la vida verá sin temor los mares enfurecidos cuando les combaten todos los vientos, cuando un flujo extraordinario, producido por alguna perturbación del mundo, hiciese de toda la tierra un océano. Verá tranquilo el horrible espectáculo de un cielo lanzando rayos, y cuya bóveda cuarteada destruyese bajo sus fuegos toda la raza humana. Tranquilo verá hendirse el suelo, rota la trabazón de la tierra. Y aunque se descubriese ante sus ojos el imperio mismo de los infiernos, en el borde del mismo permanecerá tranquilo y erguido; tal vez, puesto que al fin ha de caer, se precipitará. ¿Qué me importa la grandeza de aquello que me mata? La muerte misma no es grande” (Cuestiones naturales, libro 6º).


Trágica y serena dignidad, la del cordobés. Muestra la vía del sabio hacia la quietud, su imperturbabilidad de ánimo ante la adversidad (lo que los estoicos llamaron "apatía"). El estoicismo es una filosofía que enseña a obrar con resiliencia, instruye en la capacidad para sobreponernos a las tortas que nos da y nos pegará la vida. A fin de cuentos (sic), la vida humana misma es una historia que acaba siempre mal. Y si consigues conservarla y alargarla, antes de agotarla tendrás que soportar los numerosos fastidios de la vejez, entre los cuales no es el menor la creciente soledad.
 
Los psicólogos se preguntan si la resiliencia es una cualidad innata, o si conviene aprender la resiliencia. Hace unos lustros, unos listos creyeron  haber dado con el gen de la resiliencia: el gen 5-HTT. Unos despabilados "empiristas" se empeñaron en que las personas que tenían la versión más larga de dicho gen parecían resistir mejor la depresión. En 2006, el gen 5-HTT saltó a la fama con un artículo en The New York Times Magazine; pero el optimismo inicial no tardó en convertirse en humo, como siempre que se trata de vincular un comportamiento complejo y voluntario (o sea, un acto del espíritu) a un solo factor biológico.



Si no es una cualidad innata, la de sobreponerse a las desgracias con que nos castiga la fatalidad, ¿podemos entrenarnos, para “rebotar” después de una catástrofe, colectiva o personal, hacia un “estado operativo”? ¿Cómo podemos prepararnos para sobrevivir cuando se desmorona nuestro mundo?

Si no hubiera posibilidades de entrenar la resiliencia, sería bastante absurdo que los EEUU destinen millones de dólares a la mejora de la resiliencia de sus soldados (800.000 han seguido cursos para mejorar su resiliencia). Hace dos décadas Martin E. P. Seligman creó el Programa de Resiliencia de Pennsylvania, y demostró su eficacia con niños en edad escolar. Seligman llegó a la "psicología positiva" tras descubrir que, tras administrarles electrochoques a unos perros, entraban en un estado de sumisión lamentable, que él denominó "indefensión aprendida". Esto le sirvió para explorar intervenciones clínicas que buscan lo contrario: alentar el optimismo, el bienestar y, sobre todo, la resiliencia.

¿Cómo superar la frustración? ¿Cómo desterrar la depresión? El programa de Seligman incluye técnicas como la reestructuración cognitiva, para que los pacientes revisen sus pensamientos bajo una luz positiva. ¡No hay mal que por bien no venga!
 

“Atiende ante todo a separar las cosas del tumulto que ellas mismas forman, y a considerarlas en sí mismas; verás entonces que no tienen de terribles más que el miedo que inspiran” (Epístolas a Lucilio, XXIV).
  Sobrellevar las peores tensiones nerviosas, restaurar nuestro equilibrio emocional, superar el TEPT (transtorno de estrés postraumático) puede exigir el enaltecimiento del ego:


“Aunque el sabio quiera por extremo a sus amigos, aunque al compararlos a él los prefiera frecuentemente, su satisfacción la hará consistir en sí mismo (…). Llevo conmigo todos mis bienes, es decir, la justicia, la virtud, la prudencia, la templanza y la hermosa resolución de no estimar como bien aquello que puede ser arrebatado” (Seneca. Cartas a Lucilio, IX).
El sufrimiento es parte de la condición humana, incluso -contra la ética indolora de los Media- hay sufrimientos que merecen la pena, dramas que nos mejoran, pruebas que nos fortalecen, crisis que nos purifican. Por supuesto, las grandes internacionales farmacéuticas estarán atentas y se esforzarán por ofrecer atajos bioquímicos para mejorar la resiliencia, pero consuela saber que aún pasará mucho tiempo hasta que den con pastillas que aumenten de verdad nuestra fortaleza emocional o mejoren nuestro equilibrio mental, y mucho más difícil será que dichos fármacos sean tan baratos y provechosos,-o al menos tan inocuos y entretenidos- como la lectura de los clásicos, cuya adicción jamás conlleva lamentables efectos secundarios.


Bibliografía
Gary Stix. "Claves de la resiliencia". Investigación y ciencia, mayo 2011, pgs. 15ss.
María Zambrano. El pensamiento vivo de Séneca. Losada, Buenos Aires 1965.

lunes, 6 de junio de 2011

La psicología, hija "fantasmal" de la filosofía

Autora Ana Azanza

En la novela "Der Sauberbaum", "El árbol mágico" de Peter Sloterdijk se describe la historia de un joven médico austríaco que viaja a París para conocer a Mesmer, pionero de la psicología. Mesmer, personaje que existio realmente,  http://es.wikipedia.org/wiki/Franz_Anton_Mesmer,
utilizaba la hipnosis para curar a sus pacientes. La trama en sí no me ha gustado especialmente, pero me ha parecido una pequeña joya el breve Tractatus psychologico-philosophicus que hay en la última parte del libro.


La única novela de Sloterdijk (1985)


"La filosofía moderna está maldita. Por sus ambiciones científicas está condenada a comprender toda la historia de todo el mundo y, sin embargo, no conoce ni la Historia, ni el mundo, ni lo que representan. La filosofía sólo puede saber que la historia del mundo ha de ser la historia de un despertar. De otro modo, ¿cómo sería posible que en lo infinito apareciera un ser vivo que, en las pausas y los vacíos de su vida, se asoma sobre el borde de lo inmediato? Pero tan pronto como el ser vivo da la espalda al presente inmediato, comprende que el mismo se escapa en todas las direcciones. Sabe que, más allá del horizonte, existen las montañas y mares invisibles y que, detrás de todo lo visible, se abre un espacio enorme que es dominado por coexistencias invisibles. ...."

Sloterdijk describe la vida consciente como un fenómeno meteórico que brota de lo inmenso e incandescente. Fugaz. El hombre es un meteorito pensante. Sólo en contacto con lo existente se inflama su envoltura. Yo ardo, por lo tanto no puede ser que no haya nada. Si yo ardo es que estoy aquí para coexistir con los demás que aquí están.

¿Qué es esa incandescencia? el mismo preguntar eso es infantil. La incandescencia está unida al preguntar, no hay posibilidad de averiguar el secreto de la incandescencia preguntona. Mientras ardemos pensamos y preguntamos, pero llega un día en que la incandescencia se extingue y las cosas ya no nos afectan. Sólo un loco puede plantearse las cosas como pensaría los muertos del Más Allá.

En la incandescencia no hay un más allá, el destino del espíritu humano se decide entre los polos de "contra" y "dentro". Los filósofos de todos los tiempos han intentado hablar como si estuvieran fuera de esas leyes. La filosofía moderna ha llegado a engullir el mismo concepto de ser para atribuirle el contenido de su imaginación. El yo pienso cartesiano acaba tragándose todo, incluido Dios y el Ser. "Pienso luego existo" significa en realidad "pienso que existo". Desde que este pensamiento se abrió paso, la vida humana se ha convertido en un baile de fantasmas que aparentan ser lo que se imaginan que son.

Y cuando los fantasmas predominan empieza la época de la Psicología. Asegura Sloterdijk que psicología es la filosofía que hace penitencia, tiene que pagar las consecuencias fantasmales del "yo pienso". La psicología es la filosofía negra de la edad moderna. Las incandescencias extintas, el Ser muerto por el pensamiento entran ahora por la puerta excusada del consciente: cuanto más se arman los hombres del yo pienso, más psicología tiene que surgir en esta sociedad para regular el tráfico de los fantasmas. La psicología está sometida al dominio de los fantasmas, y nadie puede garantizar que la psicología no termine en un círculo absurdo, en el que unos fantasmas pretenden ayudar a otros fantasmas a desembarazarse de su fantasmal condición. Si un día llega esta situación, la psicología regresará a su punto de partida, el "pienso luego soy" moderno. Que la psicología vuelva a la filosofía, y que la filosofía renuncie a su falsa perspectiva de verlo todo "desde arriba".  Así podrá recibir a la hija pródiga.

Nada de esto va a pasar mientras los propietarios de consultorios sigan ganando dinero.

Todo "yo pienso" se presenta como un "yo pienso que soy así y de esta manera". Nos presentamos en la pose del yo masivo que está en el mundo firmemente, en plena posesión de sí mismo. Este Yo se llena de fuerza y de un sentido prestados. Todo Yo total se parece a un loco que se cree otra persona y por lo tanto se halla en camino de convertirse en aquello que imagina ser. El que quiere ser plenamente dispone de todo el guardarropa de las grandezas humanas.

Cada uno de nosotros que escenifica un positivo "este soy yo" también padece cierta paranoia en la medida en que nos identificamos con nuestro yo interior como con una misión. Mi nombre no me pertenece, es un préstamo, un equívoco que delata solamente como me nombran los otros. Nombrar significa en este caso "producir" o "suprimir".

La contrafigura del yo paranoico la constituye el depresivo. La infinita melancolía del rey destronado que sueña con la felicidad perdida. El depresivo es víctima de una idea de sí mismo, que no es una imagen plena idéntica a sí mismo, sino la imagen de la desolación, de la infinita carencia. El depresivo quiere salirse del mundo para afrontarlo como una nada. Todo se resume para él en claudicación y pérdida. No conoce más que abrumadores recuerdos y privaciones del ser inalcanzable. El escenifica el "yo pienso que soy así" en sentido negativo, como un ser rechazado, despojado, alienado.

El loco poseedor del yo y el depresivo negador del yo son dos gemelos antagónicos. En el transcurso de la vida tantas personas pasan de un extremo al otro. Empiezan en la euforia y terminan en el pasmo. O empiezan en la insignificancia y acaban en caudillos esforzados del bien. Presentan la versión positiva y negativa de la identidad psíquica. Lo importante es mantenerse en la escala entre el Yo iluso del paranoico y el Yo negado del deprimido. Sólo en el delicado término medio se halla la salud psíquica que es, el lugar de la verdad filosófica, el filo del equilibrio.

El depresivo se cura con excitación y participación en cosas importantes, el paranoico con el relajamiento y liberación de grandes tareas. El abatido tiene que aprender a respirar hondo y dejar circular por su cuerpo el viento hinchado de una inspiración existencial. El paranoico por el contrario debe aprender a espirar y advertir que el viento de los grandes problemas no se preocupa de su Yo hinchado.

CONCLUSION POR HOY
Una de las grandes paradojas de la mente humana es que la fuerza y la verdad se han situado en campos opuestos y encajan entre sí perfectamente. Nadie tiene más energía que el que está empujado por el delirio y nadie está más cerca de la verdad que el sumido en el pasmo de la depresión. En uno realiza vuelos grandiosos y trascendentales. El otro mira el mundo como si no tuviera nada que ofrecerle.
Pero allí donde la FUERZA y la VERDAD se encuentran se crea el clima propicio para el milagro de la vida lograda.

Equilibrio sería poder decir ni esto ni lo otro. El ser vivo nunca se deja forzar a elegir porque intuye que él no es ni alguien ni nadie. Tiene algo de todo y no es nada de todo. El que ha encontrado el ojo del ciclón se funde con la vitalidad absoluta que no se disipa en naderías beligerantes, con sus posiciones, sus valores, sus intereses y sus razones. Hace de su vida una expedición a las regiones inexploradas del Ser que se encuentran entre la sinceridad y el don de la inventiva. Profundiza más y más en la auténtica tierra de la verdad. Es una tierra sin mentira ni pasado. Sólo en este mundo virgen puede producirse lo nuevo. Cuando aumenta la percepción y disminuyen las figuraciones, salimos al cielo del presente, errantes como nómadas, extáticos como derviches, quietos como árboles.

Dejo para otro día las tres psicologías.

domingo, 5 de junio de 2011

El espíritu de la indignación

Stéphane Hessel afirma que el imperativo que ofrece a las jóvenes generaciones, desde la resistencia y la fe en la universalidad de los derechos humanos (en cuya redacción de 1948 participó), no nace de una emoción sino de una voluntad de compromiso. Surge del espíritu, no del cuerpo.
No es casual que cite al Sartre más libertario, al que denuncia la “mala fe” de aquellos que quieren eludir su responsabilidad ética, aquellos que se encomiendan a un poder o a un dios para escaquearse de su libertad.
La idea es humanista. Germina en Heráclito y en Sócrates, pero también  crece con Pico y con Erasmo, se desarrolla en la Ilustración y, entre nosotros, hace nido y escuela en el espíritu de Giner de los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza. Nuestro carácter es nuestro destino, somos lo que hacemos, ninguna imposición de la naturaleza o de los poderes fácticos puede impedir que construyamos nuestro futuro, que mejoremos nuestro presente. Y si los poderes fácticos no nos gustan… resistamos. La peor actitud es la indiferencia, el pasotismo, el conformismo cómplice. Por eso “El Conformista” de Moravia merece su muerte trágica. Cuando Sartre –un ateo- se pregunta por qué el humano tiene más dignidad que una piedra o una mesa, responde: porque el humano es un proyecto, porque es responsable de su destino colectivo, porque nunca puede elegir a sabiendas el mal.

El movimiento del 15M, florecido a partir de la plataforma Democracia Real Ya, se mustiará, pero dejará bendito fruto. Esperanza y aúna, porque muestra que existe entre nosotros una juventud comprometida, activa políticamente, culta, y que no se conforma con las chucherías y el "soma" del consumo de masas teledirigido o clandestino.
Tengo mis dudas de que la fundamentación de la dignidad humana no exija un componente trascendente (dudas que comparto con L. Kolakowski, Si Dios no existe…, 1985). Tengo mis dudas de que para mantener el principio de esperanza sea suficiente una meta terrenal y temporal, pues siempre quedará abierta la llaga de las víctimas de la historia.

Aunque al final lleguemos a esa democracia ideal “hegeliana”, de la que habla Stéphane Hessel, y con ello se justifiquen parte de los horrores de la historia, si no postulamos una justicia trascendente, ¿qué hacemos con las víctimas inocentes?, ¿cómo nos redimiremos de tantos crímenes de lesa humanidad? Desde luego, Hessel matiza el optimismo hegeliano, "progresista", con la visión de Walter Benjamin de un progreso concebido como un huracán destructor, al que se opone el Nuevo Ángel (Angelus Novus) de Paul Klee, (cfr. la ilustración de esta entrada). Es hora de que el "progresismo" se concilie con el "conservacionismo".

Pero la indignación tiene que ver sobre todo con la resistencia a convertirse en mero cuerpo, en mera cosa, una cifra en una estadística financiera o mediática. Nuestra dignidad no consiste en lo que somos sino en lo que podemos llegar a ser, el ángel posible en que podríamos transformarnos, un ángel con nombre propio, en lugar de un cerdo consumista o un demonio consumido.
Sin embargo, la indignación que recomienda Hessel resiste a catástrofes muy concretas y, por supuesto, evitables: El recorte de las protecciones sociales, el poder omnímodo del dinero y la impunidad de las oligarquías financieras, la creciente distancia entre ricos y pobres, la libertad incontrolada del zorro en el gallinero, el desprecio de los Mass Media por la cultura y la verdad…
“Insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no proponen otro horizonte para nuestra juventud que el del consumo de masas, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición a ultranza de todos contra todos” (S. Hessel, ¡Indignaos!, 2011).

En mitad de las crisis de la globalización, frente a la escapada hacia adelante del “siempre más”, ¡tanto en el dominio financiero como en el de las ciencias y las técnicas!, el espíritu sopla aquí a favor de la austeridad (incluso en el decir), a favor de la ética, la justicia y un equilibrio duradero que preserve la habitabilidad humana del planeta.

Sin duda hay bastante romanticismo, y un sano idealismo, en esta propuesta, pero también se apuesta por un método realista, que ha probado su inocuidad, en el sentido de que preserva los logros emancipadores que Hessel reconoce en la historia reciente, un método que prueba su eficacia a medio y largo plazo: la no violencia, la resistencia pacífica, la insurrección no resentida (“no acumular odio”), la propuesta práctica, la negociación concreta. Tras el "¡nos indignamos!", han de venir el "proponemos" y el "negociamos", o todo quedará en agua de borrajas, porque también las inercias de la realidad se resisten -y a veces con motivo- a ser cambiadas. Las actitudes de Martin Luther King, de Mandela o del Mahatma Gandhi, sirven muy bien como paradigmas a este respecto. Hessel descalifica por completo el terrorismo como fuerza revolucionaria, por su desesperación y por su ineficacia. ¡La verdadera fuerza es la esperanza! “La violencia da la espalda a la esperanza”. La única intransigencia debe ser respecto de los derechos, personales, sociales y medioambientales, respecto de su conculcación criminal.

Y la esperanza es un don del espíritu, no un mero efecto hormonal.

miércoles, 1 de junio de 2011

Soma y Pneuma


Pneuma y Soma. Psique, animus, anima, corpus, humus, homo. Somos un ser complejo. Como el gigante Anteo, somos hijos de la Tierra. Un puente tendido sobre un abismo: materia y energía, potencia y acto; causas, efectos, formas y fines; predisposiciones y proyectos; sensibilidad y percepción, memoria y fantasía, comprensión e invención.

Partimos de lo pesado y nos desvivimos por alcanzar los reinos de lo etéreo o tocar las tetas de las diosas. Placer y poder, resignación, dolor y servidumbre. Dos caras de lo mismo. Deseo y frustración. Necesidad y libertad. Polvo de estrellas, nostalgia de estrellas. Nostalgia del espíritu, que es algo más que el aroma de los buenos vinos.

Espíritu y Cuerpo, como un ángel cabalgando a un tigre o un diablo alimentando a un cerdo. Desengañémonos: no somos "almas bellas", aunque debamos aspirar a serlo. El espíritu también tiene sus pecados inconfesables, que afectan a la carne y la desordenan. La carne, sus particulares apetitos y pasiones, pero constituyen la fuerza del espíritu y la sal de la tierra. Nada grande se hace en el mundo sin pasión.

El futuro hunde sus raíces en una historia natural (antropología) y en una historia del espíritu (psicología). La antropología no para de cambiar la filogenia del homínido feroz y compasivo que también somos, gracias sobre todo a los descubrimientos paleontológicos. Erectus, habilis, ergaster, antecessor, heidelbergensis, neanderthal, sapiens, ¡y el perturbador enano de la isla de Flores!

La psicología, con su manojo de escuelas y tendencias, compensa sus complejos de inferioridad y su mala fama de magia laica usando la estadística y las matemáticas como una retórica y un crédito de cientificidad y rigor, en parte estéril. Las neurociencias apenas arañan los complejísimos pálpitos de ese reloj cuántico que vive y crece escondido en nuestro cráneo.

No somos animales, ni el mundo es para nosotros un mero conjunto de estímulos. Tenemos puesto en el mundo y la configuración del kosmos depende de nuestra acción creadora. No somos dioses, pero tampoco somos mecanismos computadores. Sin embargo, la etología muestra lo que nos hermana con las bestias, y las ciencias de la computación ofrecen reflejos de aspectos parciales de nuestras capacidades cognitivas. La lógica, por su parte, muestra su corazón tautológico y su periferia persuasiva, pura "fuerza ilocutiva".

Hemos de aceptar que somos un cuerpo con vida espiritual y una vida espiritual capaz de ordenar los movimientos del cuerpo, o lastrada por él. Y necesitamos encontrar un equilibrio entre condicionantes y aspiraciones.

El imperativo apolíneo del "conócete a ti mismo" no vale por sí mismo sin un propósito que lo vuelva inteligente. "Conoce las piezas para conservar su buen funcionamiento"; o tal vez: "reconstrúyete según un designio razonable, armónico, inteligente", o más humildemente: "descubre el orden que te constituye, guárdalo y el orden te conservará a ti".

Nota bene

Parece que la voz 'psyque' (alma, mente), significó primero en griego arcaico mariposa; la de la ilustración se llama Pararge aegeria -popularmente, Maculada-, y fue retratada a fines de mayo en la Loma de Úbeda, dispuesta a echarse a volar en cualquier momento, en el sotobosque de un almezal, sobre un montón de hojarasca. En el frescor de la sombra, buscaba un rayo de sol que la animase.
'Pneuma', la palabra que escogieron los helenísticos para exhalar su espíritu, significaba soplo, aliento, pero también llamarada, ángel y demonio, espíritu divino y, en fin, viento de la fortuna y prosperidad.